
En los años 1924 -1934; época en que Barcelona vivía gran esplendor taurino, había tres plazas en activo escondidas entre las calles de la ciudad condal, la Plaza de la Barceloneta, también conocida como El Torín, la Plaza Las Arenas y la Plaza de la Monumental.
Pasados unos años, concretamente en 1944, La Plaza El Torin fue derribada y en ese espacio se construyeron numerosas viviendas. La actividad taurina en la Plaza Las Arenas se detuvo el año 1977 y actualmente está siendo rehabilitada pero se mantiene la fachada para mantener su primitivo aspecto. La Plaza Monumental fue construida en 1900 por Manuel Raspall. Su uso inicial fue deportivo, pues era el estadio de fútbol del segundo equipo de la ciudad, el R.C.D.Espanyol y, por esto, se la conocía como L’Estadi. En 1914 se le cambió el nombre por el actual, Monumental de Barcelona. De las tres plazas que tenía la ciudad, ésta es la única que sigue en activo; quizás debido a la cada día menos abundante afición del pueblo catalán a los toros. La Monumental aguanta gracias al lleno que provoca un conocido torero madrileño o bien, a la afluencia de turistas, que mayoritariamente en forma de “packs turísticos”, quieren conocer lo “tipical spanish”, la cultura de toros, flamenco, siesta, paella y sangría que se nos atribuye más allá de nuestras fronteras.
Los toros, aunque a ciertos sectores de la población catalana les cueste admitirlo, han hecho historia tanto en Barcelona como en el resto de Catalunya. Un claro ejemplo de ello es l’Alguer (Alghero en italiano), capital de Cerdeña (Italia). Ésta fue conquerida por los colonos catalanes en 1372. Para celebrar el triunfo y la llegada del emperador Carlos V, las corridas de toros y fiestas taurinas pasaron a formar parte de la ciudad y actualmente, aún se siguen practicando.
El toro pertenece a la cultura del Mediterráneo. Países como Francia, tomando el ejemplo de Les Arènes du Nîmes o Le carré du Marselle, facilitan la alternativa a novilleros y toreros de nuestro país. Las ganaderias también son españolas y, junto con Suramérica, son mercados secundarios que generan ganancias a la gente de la “visa taurina”.
El perfil del espectador catalán ha ido evolucionando en los tiempos. En los años ’60 y ’70 Catalunya recibió la llegada de gente procedente, mayoritariamente, del sur de España (Andalucía, Extremadura, Murcia…), lugares donde el toreo está más arraigado y popularizado. Éste fue uno de los factores que favoreció a que el interés por los toros en Catalunya fuese incrementando poco a poco. Los toreros de la época y las tragedias en las plazas (me refiero a las muertes de toreros de gran prestigio) también influyeron en este cambio.

No hay comentarios:
Publicar un comentario